El papel de las OSC en el desarrollo social
Por Fabián Muro
Hoy en día las organizaciones de la sociedad civil tienen un papel protagónico en la incidencia y el impacto de las políticas públicas para el desarrollo social del país. Ya no son solo una voz en el desierto, sino verdaderos aliados e involucrados en los principales problemas que aquejan a la sociedad y en sus soluciones.
Estudios legislativos demuestran que en los últimos años más de la mitad de los cambios en materia de ley son gracias a las organizaciones. Incluso han sido pioneros en atención y servicios en temas como discapacidad, autismo, enfermedades raras, entre otros. También han innovado en áreas como la procuración de fondos y el emprendimiento social.
A veces la escasez es terreno fecundo para que aflore el ingenio y la creatividad.
El término de las organizaciones no gubernamentales ha empezado a estar en desuso, pero no sólo por moda lingüística, sino porque ser la antítesis del gobierno es una visión muy minimalista; las organizaciones no gubernamentales tuvieron su significado y contexto histórico que fue importante, pero hoy en día su significado ha transitado hacia los tiempos de la democracia y de la gobernanza, donde también influyen en la toma de las decisiones en los asuntos públicos.
El concepto que más se ha posicionado hoy en día son las organizaciones de la sociedad civil que evoca a ciudadanos organizados, organismos vivos, instituciones dinámicas y protagonistas activos; incluso de alguna manera tal concepto engloba a todo el mosaico de figuras legales y representaciones jurídicas que existen a lo largo y ancho de este país.
Es importante también señalar que existe un sector de benefactores y voluntarios que aunque no están legalmente constituidos, realizan actividades en beneficio de la asistencia y la promoción humana. Por ejemplo los colectivos y los movimientos, principalmente entre los jóvenes.
Ningún legislador debe ser omiso al acervo de las organizaciones en protocolos de atención y en servicios sociales; y no sólo me refiero a establecer foros o mesas de discusión, sino a crear verdaderos mecanismos de comunicación permanente para incentivar la participación ciudadana, incluso hasta de poder incidir en temas desde el presupuesto hasta las obras públicas.
Muy loable que el Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria, cuya convocatoria cerró el pasado 29 de julio, permanezca abierta no sólo para las organizaciones de la sociedad civil legalmente constituidas y con su registro federal de Clave Única, porque es un hecho que hoy en día también existen voluntarios, movimientos y colectivos que también trabajan por el desarrollo del país y por cambiar las circunstancias concretas de las personas en brecha de desigualdad.
Sin lugar a dudas, quien ha acompañado este devenir histórico de las organizaciones en el país es el Instituto de Desarrollo Social, instancia federal que mediante sus acciones y programas se dedica a la promoción de las actividades de las organizaciones, así como la vinculación, la profesionalización y la coinversión social.
Por cierto el pasado 11 de agosto la titular del Instituto de Desarrollo Social, María Angélica Luna y Parra y Trejo Lerdo, en el marco del informe anual ha hecho un reconocimiento al impacto y compromiso social de las organizaciones, quienes son hoy en día también motor de bienestar y hélice para el desarrollo, del lado de las empresas y de las universidades.
Y sí, un reconocimiento y homenaje a las organizaciones que con recursos y sin recursos, también se dedican al desarrollo social de este país.
Fuente: Expok News